Hoy hemos tomado conciencia de como con objetos cotidianos, como botellines de bebida, podemos hacer diferentes notas musicales e incluso interpretar alguna sencilla melodía.
Cada botellín lo hemos llenado con diferentes niveles de agua para producir notas diferentes, comprobando que cuanto más lo llenamos, más grave es el sonido y cuanto menos el sonido resulta más agudo.
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